domingo, 13 de julio de 2008

“Reconciliación” (II Cor 5: 11-21) por Andrés Casanueva

¿Cuál es el ministerio dado a la iglesia? V.18-19
¿Específicamente quién debería llevar adelante este ministerio? V.19-20

En la Iglesia Latinoamericana actual vemos una proliferación de ministerios. Cada uno es considerado mejor o de mayor impacto que los otros. Hay iglesias cuyo único enfoque ministerial es la música, o el trabajo con jóvenes, o con matrimonios, etc. No tienen tiempo ni interés en desarrollar otro ministerio que no sea, el que al parecer han recibido de Dios.

Un pastor una vez me dijo que su iglesia no estaba dispuesta a perder tiempo en misiones, dado que el ministerio que ellos tenían era trabajar con matrimonios. Misiones quedaría para otros, ellos ya estaban ocupados y tenían suficiente. Sin embargo, Cristo no vino a la tierra a morir para que nuestra iglesia, o nuestros líderes logren desarrollar un hermoso ministerio musical, juvenil, u otro. Cristo murió para reconciliarnos con Dios.

Todo lo que hacemos en la iglesia debería tener como fin cumplir con este deseo de Dios, de reconciliar a los hombres con Él. Nuestros “ministerios” deberían ser sólo instrumentos para alcanzar este fin, pero nunca convertirse en el quehacer de la iglesia toda

Será nuestra tarea llevar el Evangelio al mundo, para que así como hemos sido reconciliados nosotros con Dios, seamos ahora embajadores en nombre de Cristo. Dios nos ha encargado a nosotros la Palabra de reconciliación. ¿También a nosotros nos “constriñe” su amor por cumplir su voluntad? V. 14
1 Jn 1:1